El 17 de enero de 1811, Realistas e Insurgentes protagonizaron la batalla del Puente de Calderón, uno de los muchos combates significativos que se dieron durante la guerra de independencia en su etapa inicial. La contienda toma su nombre por el puente de piedra que insurgentes y realistas deseaban tener bajo su dominio, el Puente de Calderón hoy día se puede admirar en el municipio de Zapotlanejo, Jalisco.
La batalla significó el principio del fin de la primera etapa de la independencia mexicana, que fue marcada por la desorganización del movimiento, hecho destacado en la derrota insurgente en la batalla del Puente de Calderón.
Comandó al ejército realista durante la batalla el brigadier Félix María Calleja, a los insurgentes los dirigió Miguel Hidalgo y Costilla.
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Antecedentes a la batalla
Con el grito de dolores inició el movimiento armado independentista, Miguel Hidalgo e Ignacio Allende apoyados por un contingente de hombres muy nutrido, pero sin adiestramiento militar, lograron aun así tomar varias posiciones como la llamada Alhóndiga de Granaditas.
Las victorias insurgentes encaminaron a Miguel Hidalgo e Ignacio Allende hacia la Ciudad de México al derrotar al ejército realista en la batalla del Monte de las Cruces. Allende pedía atacar a la Ciudad capital del virreinato, Hidalgo en cambio por indecisión pide al ejército insurgente retroceder hacia Querétaro; en el repliegue, Félix María Calleja propina una derrota a los insurrectos en Aculco en el hoy estado de México el 7 de noviembre de 1810, logrando con ello que la mayor parte de los integrantes del ejército libertador desertara y los insumos de guerra se perdieran; la derrota en Aculco también trajo división en Miguel Hidalgo y Allende.
Félix María Calleja comenzaría a recuperar para la corona lo tomado por los insurgentes; Guanajuato y Valladolid serian la antesala hacia su paso a Guadalajara donde los insurgentes se reagruparon y armaron para seguir combatiendo a la corona española, defendiendo la posición de Puente de Calderón del ejército realista
Desarrollo de las acciones bélicas en Puente de Calderón
En Puente de Calderón los insurrectos comandados por Miguel Hidalgo e Ignacio Allende además de Mariano Abasolo y José Antonio Torres, esperaban a Félix María Calleja y al ejército realista.
Cerca de 80 o 95 mil insurgentes la mayoría sin preparación castrense, desde el 14 de enero de 1811 se dividieron en 3 cuerpos armados; confiaban en su superioridad numérica sobre los realistas que, si bien eran menores en grupo cerca de 5.000, estaban bien entrenados y pertrechos.
La Batalla inició la mañana del día 17 de enero de 1811, el ataque de las fuerzas Callejas fue rechazado, las piezas de artillería de los insurgentes causaron poco o nulo daño a los realistas, pero aun y con esto los soldados insurrectos estaban haciendo retroceder a los leales a la corona española que, si bien lograron por momentos romper la línea de defensa de los insurgentes, la derrota parecía más factible.
El brigadier Félix María Calleja reagrupando a sus hombres decidió atacar con una formación más compacta. El alto al fuego momentáneo de la artillería al mando de Calleja, al desobedecer la orden y con la suerte de su lado, logró que una granada cayera en el parque insurgente haciendo estallar la pólvora e iniciando el caos en las filas insurrectas; la desbandada insurgente no se hizo esperar al incendiarse el pasto y la vegetación seca que, como cruel broma el fuego resultado de esto, el viento empujaba hacia ellos.
Félix María Callejas al observar el caos reinante, envió todo al ataque, la caballería realista dio cuenta de los insurgentes que huían. Hidalgo y Allende trataron de reagrupar a los hombres, pero todo fue inútil, el triunfo que en un principio parecía insurgente, terminó en manos de los realistas.
Consecuencias de la derrota insurgente
La derrota en la Batalla del Puente de Calderón propinada por los realistas a los insurgentes, significó el desbaratamiento momentáneo de las aspiraciones independentistas de los insurrectos novohispanos. Hidalgo, Allende y demás caudillos insurgentes comenzaron un peregrinar hacia el norte en busca de ayuda de los Estados Unidos; Ignacio Allende Y Miguel Hidalgo y Costilla fueron hechos prisioneros y ajusticiados en Chihuahua, el primero el 26 de junio de 1811 y al segundo el 30 de julio de 1811.
La batalla del Puente de Calderón inició el fin de la primera etapa de la independencia, y dejó como legado la búsqueda de una organización militar y un enfoque hacia un objetivo concreto para los que continuaron la guerra de independencia.
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